Cuando se huye de la realidad que nos aprisiona como el garrote vil, y nuestra salud es cercenada desde el mismo parto y acicateada durante todo el recorrido de la vida, donde se ha pisado mucho de tanto caminar, y sin siquiera haber dejado un esbozo de huella, sin poder cambiar el rumbo porque las puertas herméticamente cerradas nos lo impide.
Cuando se nos ha inundado nuestras venas de televisión, ron, hambre, miseria y nos eliminan las garantías de una vida mejor, no nos queda más que el silencio, el grito, las cacerolas vacías y un fantasmal stris-tis mortal, y todos los ven "y nadie dice nada... están demasiado ocupados para señalarnos las estrellas... Saludos a su mundo de razón... necesito caminar eternamente, así de simple, sin dudas eternamente. Ayer, hoy y mañana necesitamos personas valientes que dejando a un lado este mundo de razón habla hacia adentro para que lo oiga.
Esto es lo que ha hecho Carlos Angulo en este texto, y en su libro "En la Colonia Psiquiátrica", el que tenga oídos para oír que oiga.
Rennys Campos